El trastorno bipolar y la manía

El trastorno bipolar y la manía

16 de octubre de 2021 0 Por moon

En mi caso los episodios maniáticos (el nombre no es muy acogedor, pero bueno la verdad que los efectos tampoco lo son) han sido bastante heavies. Tanto es así que me han tenido que ingresar 3 veces en un hospital durante 1 mes cada una. Tela marinera. Pero luego se pasa, no os preocupéis.

Hay pacientes (diría que la mayoría) que de camino a la manía pasan por la hipomanía, que es lo mismo pero en light. Y algunos nunca llegan a la manía. Yo iba bastante «directo al grano», aunque también es cierto que los episodios hipomaníacos a veces son difíciles de detectar (y hacerlo es clave, porque te puedes ahorrar un buen susto).

Los efectos son parecidos a meter en un cocktail todas las drogas que se te ocurran y bebértelo sin respirar. Esto a alguno le puede parecer interesante, pero el detalle está en que no has tomado nada (o no necesariamente) por lo que la flipada es mayúscula y no se acaba al cabo de unas horas.

Llanura que representa la soledad en la que te encuentras en un episodio maníaco
Un episodio maníaco es, como decía Fito Paez, «la soledad al cuadrado». Nadie te entiende, pero tu a ti mismo tampoco.

Yo por lo menos lo pasaba fatal, porque no entendía que estaba pasando a mi alrededor, interpretaba la realidad de una manera muy subjetiva (más bien errónea) y a veces creo (tampoco me enteraba mucho y recuerdo muy poco ahora) que incluso tenía alguna alucinación que otra. En fin, un cuadro terrible que no se lo deseo a nadie.

Pero… ¡tranquilidad! Unos días en el hospital, unas pastillitas… ¡y se acaba! Lo que viene luego es casi peor, pero de eso hablaré en otro artículo. Este prefiero acabarlo con optimismo. Una de las cosas que me hacen sonreír después de todo aquello es que yo he experimentado cosas que la gente «normal» no ha hecho. Son cosas desagradables como decía, pero mirado con perspectiva algunas hasta hacen gracia.

Lo más importante es que como decía el mal trago dura más o menos, pero se acaba. Al cabo de un tiempo puede volver a llamar a tu puerta, pero como mínimo no te pilla (tan) de sorpresa.

Si se me permite el consejo, lo que un maníaco necesita en esos terribles momentos es que se le razone con lógica y paciencia lo que está pasando. Parece una obviedad o una tontería, pero no lo es. No entender lo que sucede a tu alrededor es muy duro, así que además de encontrar la fórmula del antipsicótico ideal creo que hay que tratar ayudar a que la mente no se desboque, y estoy convencido que explicar es mejor que callar.