El trastorno bipolar y los médicos
No voy a juzgar aquí si los médicos que me han visitado (han sido unos cuantos) saben mucho o poco de la enfermedad. De hecho estoy seguro que la mayoría sabe bastante, los especialistas en el tema sobre todo.
Pero sí que me apetece juzgar cómo enfocan la relación con sus pacientes, en este caso conmigo que es la que mejor conozco. Como decía buenos médicos serán la mayoría, pero como dice el refrán, no solo hay que serlo sino parecerlo.
Y parecerlo en este caso es más complicado aún, porque ante ellos tienen un paciente en muchas ocasiones muy despistado y que no está en su mejor momento. Alguien al que le cuesta interpretar correctamente las cosas que suceden a su alrededor, o quizás al que lo último que le apetece es que le vea un médico. Y en ese contexto el psiquiatra en cuestión ha de dar confianza a su paciente, conseguir que sus palabras le afecten positivamente.
Nadie ha dicho que esto sea fácil, pero un buen profesional ha de conseguirlo, sino mejor que se dedique a otra cosa. El psiquiatra tiene que tener mucho de psicólogo, de acompañante. Dejar que el paciente cuestione, se equivoque y sobre todo que entienda lo que le está pasando y cómo y con qué se puede estabilizar.
Yo he tenido de todo tipo como decía. Y también es cierto que no tiene nada que ver atender a alguien en una consulta rutinaria que en un hospital en medio de un episodio maníaco. Pero es ahí donde se ve quién vale realmente. Yo recuerdo haber salido corriendo a mitad visita. Obviamente no estaba muy fino, pero en un momento de crisis es cuando más se necesita un punto de apoyo. Muchas enfermeras entienden eso mucho mejor, quizás algún médico infravalore el hecho de actuar de según qué manera. Grave error que pagamos los pacientes.
Ojalá los buenos psiquiatras, los que lo son y lo parecen, echen una mano a los que solo lo son.