El trastorno bipolar y el hospital
Cuando un ataque maníaco o depresivo acaba en el hospital, eso significa que la cosa se pone seria. Y entonces entras en una dicotomía un tanto difícil, ya que el lugar (las personas sobre todo) que te van a curar es el mismo que te va a hacer sufrir.
En mi caso he sido ingresado por tres de las cuatro manías que he padecido. Si he de resumir mi estancia podría usar una sola palabra: terrible. Porque si ya es en la mayoría de casos algo pesado estar durante varios días en un lugar que no conoces y con gente que no conoces, si además tu cabeza no se entera de nada y encima estás encerrado la pesadez se vuelve un infierno.
Los profesionales que están contigo, como en todos lados, los hay mejores y peores, y sobre todo más empáticos o menos. Yo entiendo que tratar con personas que están un poco p’allá puede ser desesperante en algunos momentos, pero también creo que hay que sobre ponerse a ello y, sin dejarse tomar el pelo, ser lo más empáticos posible.
El lugar tampoco ayuda. He estado de visita en la prisión Modelo de Barcelona, y no se diferencia mucho. Por lo menos el concepto es el mismo. Una planta llena de habitaciones, con un espacio común y una puerta cerrada en la entrada que no se puede traspasar. Aunque estuvieras totalmente sano, 24 horas ahí dentro seguramente te acabarían afectando.
El resto de pacientes son como tú, cada uno con su trastorno o enfermedad, cada uno pasando las horas como puede. Pero claro, cuando tu referente para la sobre mesa es alguien que se quiere quitar la vida o que no come desde hace una semana, digamos que no recibes muchos inputs alentadores. Igual que ellos no los recibían de mi, en el caso que me entendieran algo de las animaladas de decía.
El único momento que yo esperaba era la hora de las visitas, un breve contacto con una realidad que añoraba pero que tampoco estaba preparado para soportar todavía. Y yo tenía mucha suerte porque ni un solo día me quedé sin alguien conocido, otros ni siquiera tenían eso. Importantísimo poder charlar con alguien, aunque sean conversaciones surrealistas y duras, pero que te mantienen con esperanza.
Así que el hospital es un lugar necesario para la curación, pero sinceramente creo que se le ha de dar una vuelta a la manera en que se lleva a cabo. No puede ser que 55 años después de Alguien voló sobre el nido del cuco el panorama no haya cambiado demasiado. No se hacen lobotomías pero se sigue sufriendo mucho. Yo creo que más de lo necesario.