El trastorno bipolar y el miedo a la recaída
Han pasado ya unos 7 años desde mi último episodio, y todavía hay momentos en los que las alertas se me encienden y tengo que tranquilizarme hasta ver que todo está bajo control.
Esto puede parecer un poco agobiante, pero en realidad creo que es bastante normal y simplemente he (hemos si te incluyes) de aprender a vivir con ello.
Tener un trastorno bipolar implica seguramente haber pasado por momentos bastante críticos. En mi caso fue estar ingresado en el área de salud mental de un hospital durante un mes, varias veces. Otros habrán estado un año sin salir de la cama y quizás otros han intentado irse antes de lo previsto de este mundo. Nosotros damos mucha importancia a todo esto pero… aceptémoslo, no somos los únicos seres especiales del planeta.
El que ha tenido un infarto mientras comía un plato de espaguetis seguramente le cueste muchísimo sentarse de nuevo a la mesa cuando haya pasta para comer. O si has tenido una época de ludopatía no creo que te haga mucha gracia pasar por delante de un casino. O si el amor de tu vida se fue con otr@ mientras tu estabas en la Costa Brava te será difícil volver a pasear por la Ronda Verde.
Con esto quiero decir que a mucha gente hay situaciones que le ponen alerta, o que les es difícil controlar. En mi caso, no hay vez que no pase por el Hospital Clínic y mire a la planta 7ª, como esperando que nadie me haga un gesto para subir. O que no lo pase realmente mal (aunque me gusten) con películas como Shutter Island o Alguien voló sobre el nido del cuco, porque cada una su manera me recuerda lo que he pasado yo.
Pero nadie va a tener un ataque maníaco por ver una película o por escuchar una conversación que le parece extraña si está estable. Simplemente lo pasaremos mal durante unos segundos, pero las recaídas vienen por otras razones (falta de sueño, estrés, falta de medicación…) pero no son tan repentinas.
En definitiva una experiencia «de vida o muerte» nos marca para toda la vida, a nosotros los bipolares y a cualquiera que la haya pasado (que seguro que es mucha gente). Así que hay que aprender a convivir con ello, poco a poco, el tiempo ayuda a acercarse a según qué sitios o escuchar según qué cosas. Y compartir tus miedos con alguien que te entienda seguro ayuda también. Respiremos hondo y a por ello.